From Gillette to Tesla

De Gillette a Tesla

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Conoce el pensamiento divergente o por qué los insiders no supieron anticipar el cambio.

"Hay nubes en el horizonte del pensamiento y el mismo aire que respiramos está impregnado de vida que vaticina el nacimiento de un cambio maravilloso".

El autor de la frase es King Camp Gillette, el inventor de la cuchilla de afeitar desechable. A finales del siglo XIX, este invento supuso una revolución en el producto, convirtiéndolo por primera vez en una cuchilla desechable y más barata. No fue un camino de rosas: tuvo que trabajar diez años en su idea antes de llevarla a cabo. Según contó él mismo, "sabía poco de cuchillas de afeitar y prácticamente nada de acero, por lo que no podía prever las dificultades por las que iba a pasar antes de que la cuchilla de afeitar fuera un éxito. Pero creía en ello... No sabía lo bastante para dejarlo. De haber tenido formación técnica, habría abandonado o seguramente ni habría empezado".

Esta es la base del pensamiento divergente. Divergente es aquello que diverge, que discrepa, discorda o se separa de la norma. Luego el pensamiento divergente, también llamado pensamiento lateral, consiste en la búsqueda de alternativas o posibilidades creativas y diferentes de las habituales, para la resolución de un problema.

Hoy en día el modelo de negocio de Gillette (maquinillas baratas y cuchillas desechables) lo encontramos en impresoras (el fabricante gana dinero con los cartuchos), también en la PlayStation (cuyo coste de fabricación es superior al de venta: Sony gana dinero con los videojuegos) y más recientemente en Nespresso (el negocio se basa en la venta de cápsulas).

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¿RECUERDAS EL NOKIA 3210?

El pensamiento divergente está detrás de los grandes cambios de paradigma. Ninguno de los grandes fabricantes de móvil en el año 2000 aniticipó la llegada del smartphone. Precisamente por ser especialistas (insiders) del modelo anterior y no conocer otra realidad durante años. Esto es una constante en innovación: los especialistas en un modelo de negocio son incapaces de ver otra realidad. Las rupturas tecnológicas jamás son anticipadas con facilidad. Tuvo que ser Apple, un outsider en el mundo de la telefonía, el que viniese a revolucionarla con un enfoque totalmente nuevo.

Las ideas que provocan un cambio de paradigma son innovaciones disruptivas. Son innovaciones que afectan a una determinada industria de tal modo que hacen que ésta cambie drásticamente pudiendo incluso hacer que desaparezcan del mercado los fabricantes, productos y servicios que formaban parte de éste antes de la irrupción de esta innovación.

En este sentido, la consultora IDC ha publicado un análisis en los que compara la evolución de las ventas de este tipo de dispositivos, así como sus precios y las cuotas de mercado de cada marca. Vemos perfectamente como ha habido un cambio entre la primera parte de este siglo y los últimos años. Mientras que a principios de siglo era Nokia la que disponía de una posición dominante, y nos podía parecer que su liderazgo en el sector era imbatible, ahora el panorama es radicalmente distinto y su market share es prácticamente testimonial. El hecho es que la llegada del smartphone ha supuesto un tsunami arrollador para el sector y sus insiders.

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EL NUEVO PARADIGMA DE MOVILIDAD

Algo similar podría suceder en el mercado del automóvil. En abril de 2016, Tesla anunció el primer coche eléctrico comparable en prestaciones a los coches de combustión. La primera semana recibió 276.000 pedidos. Además, su propuesta de valor añade el hecho de ser autónomo, abrazando las capacidades que nos aporta la IA. Esto, combinado con el auge de las plataformas móviles, como Uber (cuyo valor en bolsa ya es superior al de General Motors) y los nuevos estilos de vida de la generación millenial (mucho más habituados a alquilar en vez de comprar) puede suponer un cambio sin precedentes en un sector con más de un siglo de historia.

El cambio ya se está produciendo: en 2007, se sacaron el carnet 325.114 personas de entre 18 y 20 años. 10 años después, en 2017, solamente 195.072 personas se sacaron el carnet de tipo B en esa franja de edad.

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En pocos años, quizás estaremos abonados a una compañía de servicios que conocerá nuestras necesidades de movilidad. Cada día, a la hora deseada, un vehículo sin conductor nos vendrá a buscar puntualmente a casa. El centro de control de nuestra empresa de movilidad nos asignará una ruta, y nos llevará de la forma más eficaz, recalculando la ruta si es necesario y eliminando así los atascos. Los semáforos no serán necesarios, pues los vehículos funcionarán como una gran red conectada. No nos preocuparán los pinchazos, pues en caso de que ocurra una incidencia, otro vehículo de la misma empresa nos recogerá. Tampoco nos preocupará aparcar, pues el vehículo irá a buscar al siguiente cliente o, cuando no haya demanda, a repostar en la base.

Por dentro, estos robotaxis serán como una extensión de nuestra oficina, o de nuestro centro de entretenimiento. Este verano, Elon Musk afirmó a través de Twitter que los Tesla podrán hacer streaming de Netflix y Youtube.

Posiblemente, éste sea el futuro inmediato del sector del automóvil. Dentro del sector, habrá insiders que no lo anticiparán. Pero sea como sea, como afirman Josep M. Coll y Xavier Ferrás en su futurista libro "La Economía de la Felicidad", lo más probable es que nuestros nietos se sorprendan y crean que el hecho de comprar ruidosos coches de gasolina y guardarlos en parkings o en la calle era una insólita práctica neolítica.