Realidad extendida y metaverso: nuevas narrativas para nuevas propuestas educativas

Hoy, nuevos formatos audiovisuales llegan con extraordinaria fuerza para instalarse en nuestro entorno y marcar una nueva etapa en el avance de la comunicación. Componentes de realidad aumentada y realidad virtual, escenarios de simulación con video 360º, itinerarios con geocaching y metaversos abiertos o privados, son todas ellas propuestas que buscan la aceptación y complicidad de las personas usuarias, con el objetivo de proporcionar nuevos estímulos que resulten suficientemente atractivos como para incorporarlos a una nueva forma de ver y entender el uso y consumo de los contenidos.

Concretamente, en los entornos educativos, dónde se investiga continuamente sobre nuevos modelos que mejoren la participación y resultados pedagógicos, hoy nadie duda de la utilidad y ventaja que supone el uso de la tecnología en el proceso docente. Junto a esta, las metodologías enfocadas a proyectos ganan terreno frente al modelo basado en la impartición de materias tradicionalmente individualizadas. Y la motivación del trabajo en equipo, la aplicación de procesos proyectuales (design thinking) y la transversalidad del conocimiento compartido, motivan e implican cada día más y mejor al alumnado.

Pero centrándonos en los recursos tecnológicos, si los formatos e-learning y blended han roto barreras espacio-tiempo adecuándose a los perfiles y necesidades de las personas usuarias, son las nuevas tecnologías 3.0 las que, con ventaja, vienen a colocar al alumnado en el centro del proceso de aprendizaje, convirtiéndole en protagonista de su propio recorrido, a lo largo y ancho del espacio del conocimiento, invitándole a descubrir y compartir con el resto de compañeros y compañeras, a veces a través de sus respectivos avatares, sus preguntas y sus hallazgos. 

Sin duda, las franjas jóvenes van a empatizar rápidamente y de forma natural con estos formatos por referencia directa a mundos en los que ya están habituados como los de los videojuegos y las redes sociales. Y otras muchas personas por curiosidad e interés hacia la innovación. Así que, su uso y manejo se presenta como una interesantísima propuesta para generar nuevas y mejores soluciones educativas.

A finales de 1895, los hermanos Lumière organizaron, en Le Salon Indien du Grand Café, en el número 14 del Boulevard des Capucines de París, una primera proyección comercial del material que habían realizado con su recién patentado invento, el cinematógrafo. 

De aquellas primeras imágenes en movimiento, que se proyectaban sobre una pantalla situada en el fondo de la sala, se cuenta la anécdota de que entre la escasa veintena de asistentes de aquella primera sesión, al aparecer la escena de la "L'arrivée d'un train en gare de La Ciotat", algunas personas tuvieron la sensación de que la locomotora se les venía encima y, apartándose instintivamente, sintieron por un momento el miedo a ser arrolladas. 

Este fuerte impacto visual y emocional abrió camino al que se acabó convirtiendo en el modelo de exhibición más generalizado en todo el mundo para distribuir las historias audiovisuales que han informado, formado y entretenido, una tras otra, a las diferentes generaciones del siglo XX.

Hace pocos días me invitaron a la presentación de un nuevo entorno VR. Me coloqué unas Oculus Quest 2 y entré, junto a otras personas, en un espacio inmersivo; ahora con total libertad de movimiento, libre ya de aquellos primeros cables que, conectados a los diferentes dispositivos, nos limitaban la movilidad. 

En un momento dado, me situé, en un pequeño espacio cuadrangular, rodeado por una sucesión de arcos a modo de claustro, con vistas a un inmenso panorama abierto. Instintivamente, miré a mis pies para comprobar si estaba bien situado y, entonces, ví y sentí cómo nos desplazábamos hacia arriba para alcanzar un nivel superior. 

En el diseño de este mundo virtual no se había colocado una barandilla o límite suficientemente “sólido” frente al vacío que en ese momento se abría junto a mi. Así que, mi primera sensación fue de vértigo. Más tarde, rememorando la experiencia, me acordé de aquella primera sesión de los Lumière.

En otro punto, me encontré frente a un inmenso cerebro humano situado a la altura de mi vista. Una voz, desde mis Oculus, me invitó a adentrarme en su interior, y a partir de aquí inicié un fantástico viaje alucinante en el que, al seleccionar una serie de puntos calientes, se me ofrecía más información sobre cada una de las partes que componen el órgano rey de nuestro cuerpo. 

Cuando, al final del recorrido, me quité las gafas me reafirmé en la idea de que lo que se está abriendo ante nosotros es un nuevo mundo de infinitas posibilidades para la educación.

Evidentemente, habrá voces que nos alerten de que hay detalles técnicos que quedan por pulir. Por descontado, así es y así ha sido siempre frente a cualquier avance, cualquier invento. Pero si hay algo que nos ha enseñado esta época en la que vivimos es que los avances cada día van más deprisa y en este caso, más, ya que las grandes compañías tecnológicas están en ello.

Así que, no dejemos pasar el tren. Una versión dará paso a la siguiente, pero la locomotora ya está en marcha. Y de lo que no tengo duda es de que el otro día viví por unos minutos la sugestiva sensación de encontrarme en un espacio envolvente, en un mundo virtual que me apetecía explorar, que captaba mi atención y mi interés por seguir descubriendo.

Ya hemos reflexionado en alguna otra ocasión sobre el hecho de que, desde siempre, a las personas nos encanta que nos cuenten historias y, sobre todo, lo que nos gusta es que nos emocionen. Y esto es sobre lo que vale la pena reflexionar. 

La tecnología que se manejaba a finales del XIX permitió reproducir imágenes de aspecto real en movimiento, hasta entonces nunca vistas, y con ello atrapar a la audiencia. Pero, fue el punto de vista elegido por los autores de ese contenido lo que generó la emoción y con ello la aceptación del público. Hoy poco importa si el encuadre elegido por los Lumière para captar la locomotora fue casual o no, lo que realmente importa es la lección que nos ha dejado: provocó emoción entre el público.

En este momento, la realidad extendida y el metaverso abren un vasto espacio a recorrer para la creación y aplicación de nuevas narrativas en todos y cada uno de los ámbitos de interés en los que podamos estar pensando: espacios y eventos culturales, corporativos o educativos. 

Estamos ante los nuevos formatos de un medio sobradamente conocido: el audiovisual. Y de un entorno tan viejo como el ser humano: la comunicación. Y las tecnologías 3.0, no vienen a sustituirlo todo, vienen a informarnos de que hay nuevas formas para comunicarnos, y vienen a proponernos que lo hagamos de manera novedosa y envolvente, ampliando y mejorando nuestra experiencia y punto de vista como participantes del espectáculo. Y esa es su sugestiva propuesta.

En resumen, hoy las nuevas soluciones tecnológicas nos acercan a espacios virtuales sobre los que construir los nuevos relatos de nuestro tiempo. Y ha de ser la definición, uso y dominio de un nuevo lenguaje, adaptado a estas nuevas herramientas, lo que ha de cautivarnos. 

Así que, en el marco educativo, al igual que en el resto de entornos, ahí está el reto para los nuevos creadores y creadoras de contenidos: hay que investigar y utilizar con destreza los recursos que se ponen a nuestro alcance, para conseguir la emoción y en consecuencia captar el interés de los alumnos y alumnas, rodeados cada día de más información y ávidos, en consecuencia, de nuevas sensaciones e impactos visuales que los convenzan. Y sin duda, esta es y será una clave fundamental del éxito.