EL MODELO FLIPPED CLASSROOM EN LA FORMACIÓN E-LEARNING

En esta última época la incorporación de la tecnología en la sociedad ha supuesto un cambio radical de nuestro modelo de vida y trabajo respecto al de generaciones anteriores. Con ello, se ha instalado entre nosotros un acelerado proceso de adaptación y necesidad de  innovación en el que seguimos trabajando. 

La obligación de sumar nuevos conocimientos y mantenerlos permanentemente actualizados se perfila ahora como objetivo fundamental para conservar nuestra competitividad profesional, en un mercado global y en permanente transformación. Por ello, en empresas y organizaciones, la formación continuada de las personas supone una meta ineludible para mejorar y mantener su posicionamiento. 

Al igual que el resto de sectores, el de la educación afronta esta nueva etapa. En ese sentido, la introducción de nuevas formas de impartir el conocimiento supone un importantísimo avance en la evolución y aumento de la eficacia de los procesos docentes. 

De entre todos ellos, hablaremos en este caso de la flipped classroom o clase invertida. Una técnica que nace del interés de jóvenes educadores por adoptar un discurso renovado e incorporar las nuevas tecnologías en el modelo de formación presencial. Una propuesta que plantea un cambio de paradigma en la entrega del conocimiento: invertir el orden de los actores que intervienen en el proceso. 

Es decir, del modelo en el que el profesor dedica el tiempo de clase fundamentalmente a transmitir a los alumnos un determinado contenido para que, a continuación y ya fuera del aula, éstos lo estudien y asimilen, con el apoyo de lectura y visionado de documentación complementaria, pasamos a un modelo que propone un cambio de rol. 

Ahora, a partir de la entrega de una serie de datos y referencias, aprovechando la facilidad y alcance de los nuevos medios digitales, es el alumno, fuera del tiempo presencial, el que primero busca e investiga sobre el tema, para después en el aula analizar resultados y debatir las dudas y preguntas con el resto de compañeros y el profesor. 

Así que en esta nueva situación, aquello que habíamos llamado “documentación complementaria” se convierte ahora en material de búsqueda y análisis de este primer tiempo. Un modelo que, ante todo, persigue provocar en el estudiante una actitud activa y colaborativa, que le sitúe como protagonista en el centro del proceso de su propio aprendizaje.

Pero ¿cómo se adapta la técnica del flipped classroom en los formatos e-learning? 

En el modelo clase invertida de la formación a distancia hablamos también de un aula en dos tiempos. Pero en este caso, los dos en formato virtual; el primero, asíncrono y el segundo, síncrono. Es decir, en el primero, a partir de los datos enunciados por el experto docente, los alumnos  investigan cada uno por su cuenta sin necesidad de compartir ni horario ni espació de formación. Y en el segundo, junto al experto, se reúnen todos en el aula virtual en directo para compartir resultados y debatir propuestas.

Por lo tanto, la única diferencia de la flipped classroom en entornos e-learning, respecto a su aplicación en la formación presencial, es el hecho de que, en el segundo tiempo, en el que las personas participantes se encuentran en el aula presencial, ésta es sustituida por una aula virtual, haciendo uso de recursos incorporados en la plataforma LMS, como es la sala de videoconferencias.

Y ¿en qué tipos de formación es recomendable la aplicación de la flipped classroom?

La flipped classroom está especialmente recomendada, por ejemplo, en todas aquellas cápsulas formativas orientadas a proyectos, en las que, además del manejo de habilidades de comprensión, el alumno ha de desarrollar habilidades de aplicación. Para entenderlo mejor, analicemos un caso. 

Tenemos una empresa que fabrica componentes eléctricos para su instalación en obras públicas y civiles. La selección y elección de la solución que ofrecemos ha de pasar por el estricto análisis y validación del equipo técnico del cliente. Un proceso que implica responder a todas sus preguntas con precisión y saberle asesorar sobre la óptima aplicación y ajuste a las características propias de sus proyectos. Por consiguiente, una buena formación de nuestro equipo comercial, en la oferta de productos orientada a proyectos, será decisiva para el éxito de la venta. Pongamos, pués, manos a la obra.

Montamos un curso e-learning. Tras la impartición en formato asíncrono de los modelos y características de nuestros componentes, planteamos a continuación una actividad que tiene como objetivo adquirir la capacidad para incorporarlos correctamente en el diseño de una obra. Así que, a partir del briefing de un proyecto simulado, proponemos a los alumnos que busquen y analicen información relacionada (proyectos de similares características, casos de éxito, ofertas de la competencia, etc.) y, a continuación, presenten su mejor solución.

Para ello, el formato flipped classroom funcionará muy bien. En la primera etapa, de búsqueda y análisis, aplicaremos el formato asíncrono. Luego, con los resultados obtenidos, pasaremos al formato síncrono, en el que los alumnos y el experto se reunirán online para compartir y debatir sus hallazgos y propuestas. 

Gracias a esta información cruzada y la experiencia y punto de vista del resto de compañeros, la mirada de cada uno de ellos se ampliará significativamente, y aumentará su capacidad de respuesta a preguntas y situaciones que se les puedan presentar en casos reales. Lo que les coloca, a partir de este momento, en una situación de ventaja frente a otros, para ofrecer la mejor solución en la aplicación de los productos en el proyecto. 

De esta manera, y como resultado de este proceso, habremos propiciado que los integrantes de nuestro equipo de ventas incorporen a sus competencias una nueva habilidad: más allá de ser sencillamente  ese comercial que vende componentes eléctricos, ser ahora un competente asesor que entienden y comparten la problemática de los proyectos de sus clientes.

Como en el resto de dinámicas colaborativas, en el modelo flipped classroom el papel del experto dinamizador es esencial. Aquí, ya no es un mero transmisor del conocimiento. Ahora es el promotor del aprendizaje autónomo del estudiante y un estimulador del trabajo cooperativo. 

La responsabilidad de este experto es orientar y guiar a los alumnos para que éstos adquieran nuevos conocimientos, los apliquen adecuadamente y participen activamente en las presentaciones y debates, propiciando un ambiente dinámico e interactivo que favorezca la formación.

Por lo tanto, es de vital importancia su capacidad para socializar el aula, para proponer retos, criticar en positivo, valorar las propuestas, abrir nuevas líneas de debate y mantener en todo momento la participación. Tengamos en cuenta que aquí los alumnos no aprenden “de él”, sino “con él”. Y su intuición para guiar este camino, sin imponer criterios personalistas, es fundamental para conseguir aflorar la creatividad y el pensamiento crítico de los alumnos. 

Como hemos dicho, y favorecido por el avance de los recursos tecnológicos –entre otros: la inmediatez de acceso a la información, la interconectividad y la ubicuidad de las personas–, estamos en un momento de grandes cambios. Y si a ello le sumamos los efectos de la pandemia del COVID-19, que hemos vivido estos dos últimos años, podremos apreciar cómo a nuestro alrededor se están generando nuevas formas de hacer. 

El teletrabajo que habíamos incorporado como alternativa provisional en una situación de crisis, lejos de olvidarlo en esta nueva etapa post-pandémica, se propone ahora, cuando el modelo de trabajo lo permite, como gran oportunidad para conciliar la vida personal y laboral de muchas personas trabajadoras, y mejorar así su calidad de vida.

Por otro lado, hoy gran número de entornos de formación, aún recuperando la presencialidad para la mayoría de sus programas docentes, incorporan ya el blended learning y el e-learning como valor competitivo de su actual su oferta educativa. 

Y si nos trasladamos al entorno de empresas y organizaciones, podemos apreciar como muchas de ellas están reforzando y potenciando sus programas de formación a distancia.  

Por ello, si como persona responsable de alguna de éstas te encuentras en el proceso de transformación y optimización de vuestros contenidos docentes, no olvides que técnicas como el flipped classroom pueden mejorar la calidad y resultado de vuestra formación. 

Recuerda:

• La introducción de nuevas formas de impartir el conocimiento supone un importantísimo avance en la evolución y aumento de la eficacia de los procesos docentes. 
• La flipped classroom es una técnica que, invirtiendo el rol de alumno y profesor en la entrega del conocimiento, persigue provocar en el estudiante una actitud activa y colaborativa, que le sitúa como protagonista en el centro del proceso de su propio aprendizaje.
• La flipped classroom está especialmente recomendada en modelos formativos orientados a proyectos, en los que, además del manejo de habilidades de comprensión, el alumno ha de desarrollar habilidades de aplicación.
• Y no olvides, el experto dinamizador socializa el aula, propone retos, crítica en positivo, valora las propuestas, abre nuevas líneas de debate y mantiene en todo momento la participación. Su papel es fundamental. Pero los alumnos ya no aprenden sólo “de él”, sino “con él”.